Puedes salvar una flor que parece bastante cansada incluso sin costosos fertilizantes comprados en la tienda.
Por lo tanto, los propietarios experimentados de "mascotas verdes" utilizan avena para estos fines, que probablemente se puede encontrar en cualquier mueble de cocina.
Muele la avena hasta convertirla en polvo y luego espolvorea las migajas resultantes en la tierra.
Solo queda mezclar bien la avena en polvo con la tierra; así el fertilizante se absorberá mejor y podemos suponer que el truco está en la bolsa.
Sin embargo, existe otra opción para utilizar avena como alimento para plantas de interior.
Esta vez tendrás que empezar a preparar la solución. Para ello, vierte medio vaso de avena con un litro de agua limpia y déjalo reposar media hora.
Después de 30 minutos, escurre el agua en un recipiente aparte. Solo queda diluir el concentrado con agua limpia en una proporción de 1 a 4 y ya podrás humedecer la tierra de las macetas.
Por cierto, los fertilizantes preparados según estas recetas son adecuados no solo para flores, sino también para plántulas.