Para los veraneantes, no hay nada peor que cultivar varias cestas de pepinos amargos, que son imposibles de comer ni siquiera con sal y salsa.
Los jardineros intentan asegurarse de que los pepinos no sufran de sed, pero no mueran debido al estancamiento del agua. Se alimentan, aflojan la tierra y esperan que la cosecha supere todas las expectativas.
Pero a veces no es el cuidado, sino la variedad. Hay variedades que en sí mismas tienen amargor y un cuidado inadecuado solo lo realza.
Los jardineros experimentados han identificado variedades que a menudo decepcionan con un sabor desagradable. Para ellos, cualquier pequeño error tiene consecuencias fatales.
Cuando el medio ambiente crea condiciones estresantes para los pepinos, se acumula en ellos una sustancia protectora que provoca amargor. La mayoría de las veces esto sucede en variedades antiguas, por ejemplo, "Konkurent" y "Altai".
Las variedades modernas no son amargas. Los expertos aconsejan elegir híbridos autopolinizantes y de primera generación.