Los rábanos son ricos en vitaminas (betacaroteno, B1, B2 y C), minerales (principalmente potasio) y fibra.
Debe su característico sabor picante a los aceites esenciales, que tienen un efecto beneficioso sobre la digestión y la función cardíaca.
Este tubérculo es uno de los más apetecibles en la mesa, no sólo por su sabor delicado y ligeramente picante. Es bajo en calorías, pero gracias a la fibra crea una sensación de saciedad durante mucho tiempo, lo que supone un agradable plus para una alimentación y dietas saludables.
Sin embargo, durante la cultivación, a veces las cosas salen mal. Y en lugar de un tubérculo jugoso, tierno y sabroso, crece un "algo" duro y de sabor picante, sólo exteriormente similar a un rábano. Este problema se puede resolver siguiendo reglas simples.
Regla uno: cosechar a tiempo
El cultivo de raíces se vuelve duro y leñoso debido a la vejez. Y envejece muy rápido. Lea siempre atentamente la información del paquete de semillas. Allí, el fabricante indica el período de tiempo desde la germinación hasta la cosecha para una variedad específica. No sobreexpongas la planta en el jardín. Una semana más puede convertir una verdura tierna y jugosa en una dura y sin sabor.
Regla dos: sembrar a intervalos
Esta regla se deriva de la anterior. Para evitar el envejecimiento, cosechar a tiempo y tener siempre rábanos frescos en la mesa, es necesario sembrarlos a intervalos de 7 a 10 días. Considere también el tiempo de maduración. El mismo día se pueden sembrar variedades que alcancen la madurez técnica en distintos momentos.
Regla tres: sembrar en primavera u otoño
Para que los rábanos formen raíces, necesitan pocas horas de luz. Por tanto, la siembra debe realizarse desde principios de primavera hasta principios de mayo.
También puedes sembrar en otoño, a partir de septiembre. Las pocas horas de luz y el clima fresco son la clave para la formación de cultivos de raíces.
Cuando las horas de luz son largas y hace calor, la planta envía una flecha, preparándose para la floración. En este caso, o no forma ningún cultivo de raíces o crece pequeño y se vuelve "leñoso" por dentro.
Regla cuatro: agua
Con falta de humedad, la pulpa se vuelve dura e insípida y aparecen huecos en su interior. Si es imposible esperar a que llueva de la oficina celestial, tendrás que regarla tú mismo. Esto debe hacerse con regularidad, ya que regar después de una sequía provocará grietas.
Regla cinco: usa ceniza
La ceniza es un fertilizante natural único. Desoxida el suelo, lo que reduce el riesgo de raíz club en cultivos crucíferos. A pesar de que la raíz club con mayor frecuencia daña el repollo, también afecta a los rábanos, lo que reduce significativamente la calidad de la cosecha. Los tubérculos afectados tienen una forma fea, se vuelven duros y sin sabor.
La segunda ventaja de añadir ceniza es su rica composición química, gracias a la cual las plantas reciben todos los nutrientes necesarios. Y una buena nutrición es la clave para una cosecha sabrosa. A las cenizas sólo les falta nitrógeno, cuyo exceso puede provocar nitratos, especialmente en plantas de maduración temprana, como los rábanos.
A la hora de comer rábanos, no debes olvidarte de sus hojas. Muchas de las sustancias que se pueden encontrar en los tubérculos se encuentran en cantidades aún mayores en las hojas. Las hojas se utilizan en ensaladas, batidos verdes y sopas.