Una plaga muy común de las plantas de interior son los ácaros.
La plaga es muy pequeña y muy difícil de ver.
Se trata de una pequeña plaga de color negro o rojizo que vive en el envés de las hojas.
En las hojas se pueden ver acumulaciones de plagas: manchas en las hojas por picaduras.
Además, cuando las plantas se infectan con ácaros, comienzan a dejar de crecer, dejan de florecer y aparece una fina red en la planta.
Las hojas y flores de la planta comienzan a secarse y caerse.
Los ácaros no toleran la humedad, por lo que las plantas deben rociarse con fines preventivos.
Rocíe las flores dos veces al mes.
Si tus plantas ya están enfermas, vale la pena tratarlas con medios especiales. El tratamiento debe realizarse tres veces para una recuperación completa.