Las hojas pueden caer por varias razones.
La más segura es la renovación natural de las hojas cuando se caen los pétalos inferiores.
Pero si el problema es más grave, la apariencia de la planta deja mucho que desear, entonces es necesario entenderlo con más detalle.
Muy a menudo, el problema radica en errores de riego.
Tenga en cuenta que la planta no tolera el riego excesivo. Debido a esto, las raíces comienzan a pudrirse, lo que significa que la planta misma se debilita seriamente y las hojas se caen. En este caso, es mejor dejar de regar durante varias semanas (hasta un mes). Si es necesario, puedes trasplantar la planta grasa.
A continuación, debes regar la planta mientras se seca el suelo. En verano basta con realizar el procedimiento una vez a la semana. Tampoco se debe permitir que la tierra se seque.
La planta también sufre si la temperatura ambiente es demasiado alta, la planta se calienta. Regar en tales condiciones provoca estrés.
Las hojas también caen si se utiliza agua fría para el riego. El líquido debe estar a temperatura ambiente.
La luz solar directa, el calor y el aire seco también provocan problemas. Las hojas comenzarán a ponerse amarillas, a secarse y a caerse.
En ocasiones el problema puede ser la presencia de enfermedades o plagas.