El método de colocar los brotes en agua es sencillo y común.
Pero hay matices que debes recordar para asegurarte de que estás satisfecho con el resultado.
En primer lugar, recuerde que no se debe sacar agua del grifo. Es recomendable tomar agua de lluvia o derretida. En casos extremos, el líquido filtrado servirá.
Los esquejes se colocan en una jarra con agua a un cuarto de su longitud.
Entonces todo esto debe colocarse lejos de la luz solar directa.
Los esquejes deben inspeccionarse diariamente para detectar podredumbre y moco. El agua debe renovarse con la mayor frecuencia posible (al menos 3 veces por semana).
Al mismo tiempo, muchos jardineros agregan al agua medicamentos que aceleran el proceso de aparición de las raíces.
Pero no todos los jardineros saben que existe otra forma natural y eficaz que ayuda a conseguir esquejes lo más rápido posible.
Estamos hablando de añadir miel al agua.
Basta con una cucharada de golosina por cada tres litros de agua tibia. Gracias a esto, las raíces aparecerán en una semana.