Para que las plántulas crezcan sanas y fuertes, es necesario organizar un riego adecuado.
Los jardineros experimentados saben con qué tipo de agua regar sus plantas.
Las plantas absorben más fácilmente el agua con un bajo contenido de sales y otras impurezas.
Riegue sus plántulas con agua blanda: río, lago, lluvia o deshielo.
Si esto no es posible, puede utilizar agua corriente, que debe prepararse con antelación. Es decir, el agua debe reposar durante dos días.
Para ello, viértelo en un recipiente abierto para que suelte el cloro.
Sin embargo, esto no ayudará a eliminar las sales, por lo que necesitarás un filtro.
Una opción alternativa es el agua pura embotellada.