Si ha cuidado adecuadamente su agave, puede estar seguro de que es poco probable que la planta se enferme.
Pero si se violan los requisitos de riego, fertilización, luz y otros factores importantes, la planta definitivamente no lucirá saludable.
Por ejemplo, si ves que la parte inferior del tallo se ha oscurecido, significa que ha comenzado la pudrición y hay que buscar el error en el riego.
Si las hojas de aloe son finas y rizadas, el problema es la falta de humedad.
También sucede que los dueños del agave notan con horror que las hojas inferiores de la planta han comenzado a desmoronarse.
La razón es que se utilizó agua demasiado fría para el riego.
Finalmente, la aparición de manchas oscuras y blandas indica que la planta está afectada por un hongo. El tratamiento es imposible sin retirar las láminas foliares afectadas y tratar con un fungicida.
Hay buenas noticias: el aloe rara vez se ve afectado por plagas. Los posibles peligros incluyen nematodos, arañas rojas o cochinillas.