Ni la sequía ni las fuertes lluvias contribuyen a una buena cosecha de frambuesa.
Entonces, en el primer caso, las bayas crecen pequeñas y, ofensivamente, hay pocas. El riego regular ayudará a corregir la situación.
Lo principal es asegurarse de que los arbustos reciban suficiente humedad. Esto significa que es necesario verter el suelo a una profundidad de 30 cm.
Pero los residentes de verano a menudo no saben qué hacer en caso de exceso de humedad, por lo que durante las lluvias todos los nutrientes se eliminan y las raíces se mojan mucho.
Puedes ayudar a las frambuesas a sobrevivir en condiciones desfavorables con alimentación foliar.
Para ello es útil el humato de potasio, del cual se debe disolver 1 cucharada en 5 litros de agua.
También conviene añadir a la solución resultante un cuarto de cucharadita de ácido bórico y 50 gramos de azúcar, habiéndolos previamente disuelto en agua caliente.
Utilice este fertilizante para rociar los arbustos cuando deje de llover.