Cualquier planta cultivada necesita alimentación y la remolacha no es una excepción.
Solo los residentes de verano que comienzan a cuidar la remolacha en las primeras etapas recolectan cultivos de raíces grandes, jugosos y suaves.
Tan pronto como las remolachas muestren las primeras hojas, puedes preparar el primer abono. El trámite no llevará mucho tiempo, pero todo dará sus frutos cuando llegue el momento de la cosecha.
Comienza la temporada con abonos orgánicos. Se introducen cuando las plántulas producen 3-4 hojas. En este caso no existe estrictamente una opción de alimentación.
El residente de verano puede elegir cualquiera de tres:
1. Excrementos de pájaros mezclados con agua en una proporción de 1:15.
2. Solución de urea (1 cucharada por 10 litros de agua).
3. Gordolobo, diluido con agua en una proporción de 1:10.
Estos fertilizantes son ricos en nitrógeno. Este macronutriente es importante para la remolacha sólo en una etapa temprana de desarrollo.
En el futuro, los veraneantes se centrarán en el fósforo y el potasio. Estos macroelementos son responsables de las características del propio tubérculo.