En las próximas semanas, los jardineros estarán preocupados por la germinación de las semillas y el estado de las futuras plántulas.
Si las semillas simplemente se entierran bajo una fina capa de tierra, no se debe contar especialmente con la cosecha. Sólo un truco puede reducir el riesgo: la pregerminación.
Averigüemos cómo realizar este procedimiento de acuerdo con todas las reglas.
Consejo #1
No todas las plantas necesitan estratificación: remojarlas y mantenerlas en el frío. Por ejemplo, todos los cultivos amantes del calor requieren altas temperaturas para la germinación: 25-28 grados Celsius. Los tomates, pepinos y calabazas germinan entre 20 y 23 grados. Baje a +18 y las plántulas no aparecerán pronto.
Consejo #2
No basta con germinar las semillas; es necesario colocarlas en un suelo adecuado. En primer lugar debe quedar una composición suelta y escurrida. Las semillas se plantan en suelo bien humedecido.
Consejo #3
Además de la humedad del suelo, es importante el indicador de la humedad del aire. No se debe permitir que la capa de tierra se seque a una profundidad de 1-1,5 cm. El riego se realiza con una botella rociadora o una cucharadita. Para mantener una humedad del aire adecuada, se instalan mini invernaderos.
Tan pronto como aparecen las plántulas, la temperatura se reduce de +28 a 18-20 grados Celsius, abriendo ligeramente el refugio.
Y finalmente. Los jardineros experimentados no recomiendan apresurarse a sembrar, y todo porque las cortas horas de luz dejan su huella en el desarrollo y crecimiento de las plántulas. Para evitar el estiramiento de las plántulas y la sobreexposición, es mejor sembrar a tiempo, según lo recomendado por el fabricante de semillas.