Imagínese un jardín donde cada macizo de flores es una trampa y el aroma de las flores enmascara una amenaza mortal.
Por eso vale la pena desterrar para siempre las siete plantas comentadas en este artículo: toparse con ellas puede acabar en tragedia.
Ricino
La planta de ricino se asemeja a una palmera traída de la selva: hojas talladas, inflorescencias escarlatas, un tallo poderoso. Algunos jardineros están orgullosos de esta planta exótica, hasta que descubren que la planta contiene veneno y su belleza puede ser un arma mortal.

Bast del lobo
Un arbusto cubierto de bayas de color rubí parece ser para algunos la decoración perfecta para un rincón sombreado. Pero una sola baya puede provocar un “viaje” a cuidados intensivos. Mientras que los frutos de la baya del goji matan, el jugo de sus tallos causa quemaduras.
Belladona
Las bayas negras de la belladona brillan como cuentas lacadas. Pero no en vano se la llama “hierba de bruja”: dos frutos suponen una dosis letal para un adulto.
Datura
Las flores de Datura se asemejan a elegantes campanillas y su dulce aroma envuelve el jardín por las noches. Pero este aroma es tóxico: mareos, náuseas, pulso acelerado: así es como el cuerpo reacciona al olor de la droga.
Hierba gigante
Crece como loca, cubriendo las malas hierbas con sombra. Pero incluso después de trabajar con guantes, un jardinero puede encontrar rayas rojas en sus manos. El sol convierte el jugo de la Heracleum gigante en ácido, lo que deja ampollas. Algunas especies causan quemaduras incluso a través de la ropa.
Adelfa
Los arbustos de adelfa pueden florecer tan profusamente que es muy posible que los vecinos pidan esquejes. Es cierto que los abandonarán rápidamente cuando sepan que las toxinas de la planta penetran en el cuerpo incluso a través del olor, y el humo de un incendio con sus ramas es mortal.
Lirio de los valles
Parecería que ¿qué podría ser más inofensivo que los lirios del valle? Sus campanillas blancas decoran rincones sombreados y su aroma se asocia a la primavera. También contienen glucósidos que paralizan el corazón.