Parece que estás haciendo todo bien: plantando, regando y alimentando a tiempo.
Pero la cosecha cada año es más modesta y las enfermedades atacan con mayor frecuencia. ¿Cual es la razón? Es posible que estés repitiendo errores que ni siquiera te das cuenta que estás cometiendo.
Por ejemplo, regar con demasiada frecuencia es uno de los problemas más comunes. Las raíces de tus plantas comienzan a pudrirse y crees que no tienen suficiente fertilizante.

O plantas pepinos en el mismo lugar durante años y te preguntas por qué se enferman. La rotación de cultivos no es una frase vacía, sino una necesidad que muchos ignoran.
Otro error típico es el acolchado inadecuado. Pones hierba fresca debajo de los arbustos, pensando que los protegerá de las malas hierbas. Pero este mantillo se convierte en un caldo de cultivo para los hongos, especialmente en veranos lluviosos.
O, por ejemplo, plantas las plántulas en el suelo demasiado pronto, centrándote en el calendario y no en el clima. El resultado son brotes congelados y tiempo perdido.
Analizaremos todos los errores que te roban la cosecha sin que te des cuenta y te diremos cómo evitarlos.
El error número cuatro es ignorar la distancia entre plantas. En un esfuerzo por ahorrar espacio, plantas tomates, pimientos o repollos demasiado cerca unos de otros.
Como resultado, las plantas compiten por la luz, el agua y el alimento, y las enfermedades se propagan rápidamente.
Por ejemplo, los pepinos plantados a más de 30 cm de distancia unos de otros tienen más probabilidades de sufrir mildiú polvoroso. Consulte siempre las instrucciones en el envase de las semillas para conocer el patrón de plantación óptimo.
El quinto error es fertilizar “a ojo”. Se espolvorea ceniza o urea sin conocer las necesidades exactas del suelo.
El exceso de nitrógeno provoca un crecimiento excesivo de las hojas en detrimento de los frutos, y la sobresaturación con potasio bloquea la absorción de otros elementos.
Antes de aplicar el fertilizante, haga una prueba sencilla: tome un puñado de tierra, humedézcalo ligeramente y apriételo en su puño.
Si el terrón se desmorona, el suelo es arenoso y necesita fertilizantes orgánicos. Si mantiene su forma, es arcilloso y requiere agentes desmoldantes (turba, arena).
El sexto error es descuidar la prevención de plagas. Espera hasta que aparezcan pulgones u orugas en las hojas y sólo entonces actúas.
Pero a estas alturas la colonia de insectos ya ha conseguido causar daños.
Coloque trampas para mariposas (recipientes con compota fermentada), cuelgue cinta adhesiva para moscas y, a principios de la primavera, rocíe los arbustos con una solución de jabón: esto detendrá las plagas antes de que se vuelvan activas.
El séptimo error es la poda incorrecta. En verano se eliminan las ramas muertas de los árboles frutales, lo que abre heridas que pueden provocar infecciones. O bien cortas las frambuesas hasta las raíces, privándote de una cosecha para el próximo año.
Recuerde: las frutas de hueso (cerezas, ciruelas) se podan solo en primavera, antes de que empiece a fluir la savia, y los arbustos de bayas, después de la cosecha.
El octavo error es utilizar semillas no preparadas. Las plantas directamente de la bolsa, sin remojar ni desinfectar. Como resultado, la mitad de ellos no brotan y el resto se debilitan.
Remojar las semillas en una solución de permanganato de potasio (1 g por litro de agua) durante 20 minutos, luego enjuagar y germinar en un paño húmedo; esto aumentará su germinación y resistencia a las enfermedades.
El noveno error es la falta de protección contra el viento. Se plantan cultivos altos (maíz, girasoles) en un área abierta, sin pensar que el viento rompe los tallos y seca el suelo.
Instale pantallas de plantas trepadoras (frijoles, guisantes de olor) o plante arbustos de lilas a lo largo de la cerca: crearán una barrera natural.
El décimo error es cosechar de una sola vez. Recoges todos los tomates a la vez, en cuanto se ponen rojos, y luego te preguntas por qué el resto de las frutas se hacen más pequeñas.
Coseche las verduras gradualmente, permitiendo que la planta dirija su energía a los ovarios restantes.
Por ejemplo, es mejor recoger los pepinos cada 2-3 días, los pimientos cuando maduran y los calabacines cuando son jóvenes.