Todo comienza con el pensamiento. Por tanto, hay una serie de hábitos que distinguen a los ricos de los pobres.
¿Comprueba si tienes uno?
Básicamente todas las personas nacen con iguales oportunidades. Por supuesto, el entorno tiene su influencia, pero es la propia persona quien decide cómo vivir.
Es por su comportamiento que la gente se condena a sí misma a la pobreza. Los pobres han acumulado muchos hábitos que les impiden cambiar su situación financiera.
Siempre se están quejando
Ninguna conversación está completa sin esto. No importa de qué hablen esas personas, las quejas seguirán siendo parte de la conversación.
Además, la propia persona no nota ninguna extrañeza en su comportamiento. Pero a otros les resulta insoportable tener ese tipo de conversaciones. Les resulta más fácil terminar la conversación rápidamente, distanciarse y reducir la comunicación al mínimo.
Y la persona misma está segura de que quienes lo rodean no quieren comunicarse con él porque es demasiado pobre. Pero la gente no es tan mercantil, simplemente les resulta difícil escuchar las eternas quejas. Una persona pobre socava su propia autoridad y aliena a los demás.
excusas
Estas personas nunca dirán que son demasiado vagas y que no están preparadas para ponerse manos a la obra. Pero siempre podrán justificarse. Además, los argumentos pueden ser a la vez estúpidos y extremadamente brillantes.
Los pobres saben cómo poner excusas y así tratar de verse mejor a los ojos de los demás de lo que realmente son.
No están dispuestos a admitir que les da pereza levantarse más temprano para hacer ejercicios. Una persona así dirá que sus hijos le molestan, que no tiene tiempo libre y que el apartamento no es adecuado para practicar deportes. Si la gente realmente quiere actuar, encuentra la manera. Y mientras la persona misma no quiera esto, pondrá excusas.
Pasando la pelota
El pobre se niega a admitir que es responsable de su propia vida. Es más fácil para él dejárselo a otra persona. Al final, todos tendrán la culpa menos el pobre.
El jefe, en su opinión, es demasiado codicioso, por eso el pobre tiene un salario tan bajo. El Estado impone impuestos exorbitantes y obstaculiza el desarrollo de los negocios porque no da dinero así como así.
Pero no aceptará que sus calificaciones sean demasiado bajas para un salario alto. Es extremadamente vago, hace mal su trabajo, por lo que su jefe no lo aprecia.
El pobre no recibe beneficios porque no quiere ir a recoger papeles. No aceptará que llegó tarde al autobús debido a los largos preparativos. Pero con cara seria declarará que el transporte se fue sin él.
Devaluación del trabajo ajeno.
Los pobres sólo notan el resultado, detrás del cual hay mucho trabajo. Envidian la posición de las personas exitosas, pero ignoran todo el camino que se debe recorrer para alcanzar la meta.
El pobre está seguro de que la riqueza es mala. Una persona rica pedirá detalles.
La gente es empujada a la pobreza por su propio pensamiento. El éxito financiero depende directamente del esfuerzo que la propia persona esté dispuesta a realizar.
Tome el control estricto de su vida, crea en sus propias fuerzas y póngase manos a la obra. La determinación y la disciplina pueden hacer maravillas para mejorar su bienestar.
Anteriormente compartí cómo el pensamiento positivo puede cambiar tu negocio para siempre.