El lino se considera, con razón, una de las plantas cultivadas más antiguas.
Gracias a los hallazgos de los arqueólogos se pudo establecer que se utilizaba como alimento allá por el Neolítico y posteriormente en el campo de la producción textil.
Por supuesto, no es por esto que debas incluir semillas de lino en tu dieta, sino porque contienen proteínas, magnesio, fósforo y potasio.
Pero eso no es todo: la semilla de lino es una de las mejores fuentes vegetales de ácido alfa-linolénico.
Nuestro cuerpo no es capaz de sintetizar esta sustancia por sí solo: esto significa que sólo podemos recibirla a través de los alimentos.
Además de los beneficios ya mencionados de la linaza, tiene otra ventaja: contiene una gran cantidad de fibra: 27,3 gramos por 100 gramos de producto.
Aquí tienes la respuesta a la pregunta de por qué las semillas de esta planta deben estar presentes en tus platos: consumir alimentos ricos en fibra favorece la pérdida y el control del peso.
Por supuesto, podemos hablar de esto siempre que llevemos una dieta equilibrada y un ejercicio adecuado.
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