Funciona fielmente durante años, pero un día después del lavado notas: la ropa huele a humedad y hay un “aroma” desagradable dentro del aparato.
El culpable aparecerá inesperadamente: el borde de goma de la puerta. Sus pliegues acumulan agua residual, partículas de detergentes y suciedad, creando un ambiente ideal para el moho.
La solución es más sencilla de lo que parece y no requiere medios costosos.

La junta de goma es el principal “acumulador” de problemas. Incluso si parece limpio por fuera, puede haber manchas de moho negro y residuos pegajosos ocultos dentro de los pliegues.
Son la fuente del olor que estropea la impresión de las prendas recién lavadas.
El vinagre de mesa (9%) eliminará las manchas sin productos químicos.
Empapa una servilleta o un algodón y limpia suavemente el borde, prestando atención a los pliegues.
Déjalo actuar durante media hora y luego retira la suciedad restante con un paño húmedo.
Para mejorar el efecto, realice un lavado vacío a 60 °C, agregando 100 ml de vinagre al compartimento de polvo: esto desinfectará el tambor y el drenaje.
Para evitar que el problema regrese, limpie el borde con un paño seco después de cada lavado y deje la puerta ligeramente abierta para ventilar.
Una vez al mes, utilice trucos populares: por ejemplo, en lugar de vinagre, utilice una solución de ácido cítrico (2 cucharadas por vaso de agua). Esto evitará la formación de placa y prolongará la vida útil de su equipo.
El moho no es una sentencia de muerte. Unos sencillos pasos y su asistente le deleitará nuevamente con un trabajo ideal sin "aromas" extraños.