Estás planchando una camisa, concentrándote en quitarle las arrugas, cuando de repente sientes un penetrante olor a quemado. Hay manchas negras en la suela de la plancha y un nuevo “patrón” en la tela.
¿Te suena familiar? No se apresure a esconder su equipo en un rincón lejano ni a pedir un kit de limpieza costoso. Es posible que la solución ya esté en tu botiquín.
Una tableta de aspirina (ácido acetilsalicílico) normal elimina los depósitos de carbón tan bien como los productos especializados.

Calienta la plancha a temperatura media, toma la pastilla con unas pinzas o envuélvela en el borde de una servilleta de algodón.
Frote suavemente las áreas contaminadas de la suela: el ácido reaccionará con los depósitos de carbón y los convertirá en migas.
Lo único que queda es limpiar la superficie con un paño suave humedecido en agua.
La aspirina no sólo elimina los restos de depósitos de carbón, sino que también limpia suavemente los pequeños poros del revestimiento de teflón sin rayarlo.
A diferencia de algunos palitos de limpieza, no deja olor químico y es seguro para quienes padecen alergias.
Después del tratamiento, la plancha se puede utilizar inmediatamente sin temor a dejar marcas en la ropa.
Para evitar que el problema vuelva a aparecer, siga unas sencillas medidas preventivas: evite sobrecalentar la plancha, especialmente cuando trabaje con tejidos sintéticos.
Compruebe los ajustes de temperatura antes de planchar y limpie la suela con un paño húmedo después de su uso.
Guarde el dispositivo en posición vertical para evitar que se acumule polvo sobre él, que se convierte en placa cuando se calienta.