Una aspiradora generalmente se considera un dispositivo para recoger polvo, pero con un truco se puede convertir en un potente purificador y desinfectante de aire.
Todo lo que necesitas es un puñado de bicarbonato de sodio normal.
Antes de limpiar, cubra la alfombra y los muebles con una fina capa de bicarbonato de sodio. Sería una buena idea hacer lo mismo con el colchón.
Deje reposar el bicarbonato de sodio durante 10 minutos para que actúe y luego aspírelo.
El bicarbonato de sodio absorberá los olores, aflojará la suciedad vieja y matará las bacterias.
Pero eso no es todo. Si viertes 2-3 cucharadas de bicarbonato de sodio directamente en la bolsa o recipiente de tu aspiradora, actuará como filtro.
Durante la limpieza no se dispersará polvo en el aire y en la habitación permanecerá un aroma de frescura apenas perceptible.
No exagere: demasiado polvo puede obstruir el motor, lo que obviamente provocará la avería del electrodoméstico.
Otra nota importante: este método no es adecuado para la limpieza en húmedo.
El problema es que el bicarbonato de sodio, al mezclarlo con agua, forma una pasta que será difícil de eliminar.
Para potenciar el efecto, añade unas gotas de aceite esencial de lavanda o limón al bicarbonato: la aspiradora esparcirá el aroma por toda la casa.
Y si tienes mascotas, este método ayudará a neutralizar el olor específico inherente a ellas.
