¿Estás seguro de que tu lavadora está limpia? Enhorabuena: lo más probable es que estés equivocado.
En el interior de este asistente irreemplazable puede esconderse un peligro que incluso las amas de casa más pedantes guardan silencio.
No estamos hablando de una moneda olvidada en el bolsillo: la suciedad se acumula debajo de las juntas de goma, en el filtro y el tambor a lo largo de los años, convirtiendo su equipo en un caldo de cultivo para las bacterias.

Y sí, es la misma suciedad que hace que la ropa quede “limpia pero con un olor extraño”.
Pruebe un experimento: mire debajo del sello de goma de la puerta. ¿Ves la capa negra? Se trata de mohos y hongos que se multiplican activamente en un ambiente húmedo.
Cada lavado a una temperatura inferior a 60 grados solo los alimenta.
Ahora imagínese: las partículas de este moho permanecen en la ropa, la ropa de cama, las toallas. Alergias, irritaciones de la piel, olores desagradables: este es el precio de su "limpieza".
¿Cómo salvar la situación? El primer paso es la limpieza de emergencia.
Tome 200 ml de vinagre de mesa (9%) y viértalo en el compartimento del polvo. Ejecute el ciclo de lavado a temperatura máxima sin ninguna ropa. El vinagre disolverá las incrustaciones y matará los hongos.
A continuación, abra el cajón del detergente y el filtro: es necesario lavarlos con agua corriente y con un cepillo duro.
No te olvides de la junta de goma: límpiala con una mezcla de peróxido de hidrógeno y soda.
Pero eso no es todo. Para evitar que su automóvil se convierta en un arma biológica, realice un mantenimiento preventivo una vez al mes.
Después de cada lavado, deje la puerta ligeramente abierta para que se seque y, una vez cada 30 días, realice un lavado “vacío” con ácido cítrico (2 cucharadas por ciclo). Y sí, deja de escatimar en ajustes: el algodón a 60°C es tu nuevo imprescindible.