Se cree que afilar cuchillos, incluidos los de cocina, es una ocupación exclusivamente masculina.
Pero no. Hoy en día existen opciones que permiten a las mujeres resolver el problema sin mucho esfuerzo y muy rápidamente.
Y, por cierto, las amas de casa inteligentes que dominan este método no recurren a ayuda externa.
¿Cómo lo hacen? ¿Y tanto es así que incluso los cuchillos viejos se vuelven más afilados que una navaja?
Utilice la pasta de dientes más común.
Aplique una pequeña cantidad en la hoja de un cuchillo, distribúyala uniformemente y déjela así durante uno o dos minutos.
Luego toman el mismo plato común y corriente y lo ponen boca abajo.
Se espolvorea un poco de sal sobre la superficie rugosa y se vierte vinagre por encima. Es decir, preparan un abrasivo.
Es sobre este material, obtenido con tus propias manos, sobre el que se afila el cuchillo.
Los movimientos, aconsejan las amas de casa, deben ser de arriba hacia abajo y el cuchillo debe mantenerse en un ángulo de 20 grados.
Una vez finalizado el procedimiento, la cuchilla debe lavarse con agua corriente.
Dicen que un cuchillo afilado de esta manera durará mucho tiempo.