Este es el error que cometes cada vez que limpias tu horno: la grasa y la suciedad nunca saldrán.

24.02.2025 14:47

Pasas horas limpiando la grasa y los depósitos de carbón, y después de un par de semanas regresan, como si se burlaran de tus esfuerzos.

El problema no es la pereza sino los métodos que utilizas.

Por ejemplo, las esponjas abrasivas y los raspadores metálicos dejan microarañazos en el esmalte.

Horno
Foto: © Belnovosti

La grasa queda atrapada en estas grietas, lo que hace que cada limpieza posterior sea más difícil.

Pruebe mejor un "baño de vapor". Llene un recipiente ignífugo con agua, añada medio vaso de zumo de limón o 100 ml de vinagre y colóquelo en un horno precalentado a 100-120 °C durante una hora.

El vapor suavizará incluso las manchas antiguas y podrás limpiarlas con una esponja normal.

¿Pero qué hacer con el azúcar quemado de las tartas o del caramelo? Espolvorea la mancha con bicarbonato de sodio, vierte vinagre encima y espera hasta que la reacción deje de burbujear.

Luego limpie la superficie con un paño húmedo: el álcali y el ácido disolverán cualquier rastro de dulces.

Para los hornos a gas, hay un consejo especial: quitar las rejillas y dejarlas en remojo durante la noche en agua tibia con un poco de detergente lavavajillas. Por la mañana, lo único que tienes que hacer es cepillarlo y los depósitos de carbón desaparecerán.

¡No te olvides de la puerta! Limpie el vidrio con una mezcla de agua y amoníaco (1:1) y trate el sello de goma con aceite vegetal; esto evitará que se seque y se agriete.

Y lo más importante: no utilice agentes autolimpiantes químicos si el horno tiene piezas esmaltadas.

Emiten humos tóxicos que penetran el revestimiento.

Es mejor limpiar el horno una vez al mes, incluso si parece limpio. La prevención le ahorrará horas de pulido de cepillos y prolongará la vida útil de su equipo durante años.

Elena Shimanovskaya Autor: Elena Shimanovskaya Editor de recursos de Internet.


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