El Año Nuevo se acerca rápidamente a nosotros, casi a la vuelta de la esquina. Esto significa que es hora de “registrar” la principal belleza de la festividad, el abeto, en su hogar.
Para no equivocarse a la hora de comprar un árbol vivo, para adquirir un árbol de Navidad realmente bueno y que te dure el mayor tiempo posible, debes tener en cuenta algunos matices.
Al elegir un árbol vivo, en primer lugar, preste atención al estado de las agujas: no deben estar secas.
Si las agujas están amarillentas, sabrás que el árbol fue talado hace mucho tiempo.
Vale la pena tocar las agujas: deben doblarse, pero no romperse. Y si sacudes el abeto, las agujas no deberían caerse. Al menos para un árbol recién talado.
No hay necesidad de avergonzarse de pedirle al vendedor que retire las redes del árbol; de esta manera podrá inspeccionarlo más detenidamente.
Por cierto, las ramas de los árboles deben estar flexibles, no secas.
Tome el árbol en sus manos, calcule el peso; el árbol no debe ser liviano en relación con su tamaño (el peso indica qué tan fresco y saturado de humedad está).
Un abeto vivo ideal debería tener forma de pirámide con una disposición circular de ramas y una parte superior sin cortar.
Las ramas deben ser flexibles, no secas, y las agujas deben ser de color esmeralda y oler a pino. Si los frotas, tus dedos se pondrán grasosos.
El tronco del abeto debe ser liso y sin grietas.