Durante el uso, la estufa de la cocina, que es bastante natural, se cubre de manchas de grasa, gotas y otros contaminantes.
La forma más segura de mantener a su asistente en condiciones "decentes" es lavarlo inmediatamente después de terminar de cocinar.
Pero este consejo no siempre es posible en la práctica: pocas amas de casa tienen tiempo suficiente para limpiar la placa al menos tres veces al día.
En este caso, ¿qué hacer con la grasa seca que no quiere desaparecer aunque utilice productos químicos domésticos profesionales?
Aquellos que ya están desesperados por poner la estufa en orden deberían probar un viejo truco que quizás hayan usado nuestras abuelas.
Y para ello no necesitarás un gel o polvo limpiador, sino el polvo de hornear más común.
Extiéndalo sobre la superficie de la estufa en una capa bastante gruesa (primero es necesario humedecerlo) y déjelo durante 30-40 minutos.
Pasado el tiempo indicado, conviene lavar el polvo con una esponja para platos: quienes ya han utilizado este truco afirman que la suciedad y la grasa se desprenden sin dificultad.