Las remolachas, como todos los tubérculos, requieren una atención especial; de lo contrario, no podrás conservarlas durante mucho tiempo.
Durante el invierno puede pudrirse o arrugarse, pero estos problemas se pueden evitar.
La remolacha no es la verdura más fácil de almacenar durante largos periodos de tiempo. Pero si sigues 3 reglas, todo saldrá bien.
Regla uno
Es necesario cosechar adecuadamente las remolachas. Esto significa que las verduras no se deben tirar ni golpear, de lo contrario, el daño a la piel y la pulpa provocará el desarrollo de organismos patógenos.
Como resultado, las verduras empezarán a pudrirse en el sótano, a pesar de las condiciones ideales de almacenamiento.
Segunda regla
Las remolachas preparadas para el almacenamiento requieren condiciones especiales.
En primer lugar, este es el nivel de humedad, que no debe superar el 90%.
En una habitación seca, las remolachas comenzarán a secarse y pronto se arrugarán.
Pero si el nivel de humedad en el sótano se sale de escala, es necesario reducirlo, para lo cual se dejan recipientes con cal o sal en la habitación.
Tercera regla
El almacén de remolacha debe tener buena ventilación.
De lo contrario, no se puede evitar el moho. Poco después de que aparezca el hongo, la cosecha comenzará a deteriorarse.