Según los dermatólogos, durante una noche de sueño el cuerpo humano segrega hasta un litro de sudor, pero no todo se evapora.
Esto significa que la mayor parte de esta humedad es absorbida por la ropa de cama. Por tanto, la cuestión de la frecuencia de cambio de este último es muy relevante.
En esta materia no existe una regla universal, única para todos, ya que cada uno tiene un cuerpo individual, es decir, cada uno suda de forma diferente.
Por ejemplo, si no sudas demasiado ni eres alérgico al polvo y no tienes animales en casa, puedes cambiar la ropa de cama cada 2 o 3 semanas.
De lo contrario, si estornuda y tose en habitaciones polvorientas, donde también están “registrados” perros y gatos, y además suda mucho, el cambio debe realizarse 1-2 veces por semana.
Vale la pena recordar que en la ropa de cama se acumulan partículas de piel que atraen a las chinches.
La mejor recomendación: debes cambiarla cuando sientas que la ropa de cama ya no está fresca.
Por cierto, los dermatólogos aconsejan cambiarlo con el doble de frecuencia en primavera y verano que en invierno y otoño.
Aproximadamente: ropa de cama y media, una vez cada dos semanas; doble - una vez por semana.
En este caso, es importante lo siguiente: cuantas más personas usan la ropa, más rápido se ensucia.
Por eso, en verano, cuando la temperatura del aire supera los +25 grados, se recomienda lavar la ropa de cama una vez a la semana.