En la URSS, las fundas nórdicas se cosían con un agujero cuadrado en el medio por varias razones, cada una de las cuales tenía su propia justificación práctica.
Esta característica se debió a varios factores que tuvieron en cuenta eficiencia, higiene, practicidad, estética, bajo costo y funcionalidad.
Uno de los principales motivos fue el ahorro de material. La Unión Soviética no podía permitirse el lujo de desperdiciar recursos adicionales, y este diseño de funda nórdica permitió ahorrar hasta un 20% de tela.
Esto era importante dado el presupuesto limitado y la necesidad de utilizar racionalmente todos los materiales disponibles.
La practicidad también jugó un papel importante. En las instituciones soviéticas era importante controlar la monotonía y garantizar la disponibilidad de mantas estándar.
Esto impidió la posibilidad de reemplazar productos de alta calidad con análogos menos valiosos.
Las fundas nórdicas uniformes con agujeros cuadrados facilitaron el seguimiento y control de la ropa de cama.
El aspecto estético tampoco pasó desapercibido. Las fundas nórdicas con agujeros en forma de diamante se veían limpias y uniformes, creando un efecto visual agradable.
Tal unificación dio cierto orden y armonía al medio ambiente.
El ahorro de costes fue otro factor importante. No fue necesario gastar dinero en colchas adicionales, ya que las fundas nórdicas con un orificio central cumplían su función con bastante éxito.
Esto redujo el costo de la ropa de cama, lo cual era importante en condiciones de limitaciones económicas.
Finalmente, la funcionalidad de este diseño resultó ser excelente. Enhebrar la manta en la funda nórdica con el orificio central fue mucho más fácil y rápido.
No fue necesario darle la vuelta a la funda nórdica, lo que ahorró tiempo y esfuerzo, especialmente en instituciones grandes donde el proceso de cambio de ropa era enorme.
Todos estos factores juntos hicieron que las fundas nórdicas con un agujero cuadrado en el medio fueran la elección óptima para la Unión Soviética.
Este diseño cumplía con todas las exigencias de la época: era económico, higiénico, práctico, bonito, económico y funcional.
Hoy podemos recordar con sorpresa estos detalles de la vida cotidiana, pero en aquellos días tenían razones completamente racionales y justificadas.