El trabajo de cajero puede considerarse fácilmente uno de los más difíciles en este momento. Los cajeros deben sonreír a los clientes, evitar conflictos y ser amigables.
Sin embargo, estamos hablando de una persona viva que también puede enfadarse. Por eso, vale la pena recordar 3 acciones que pueden enojar hasta al cajero más tranquilo.
Reclamaciones infundadas
Y aquí vale la pena considerar de inmediato la situación: el comprador está indignado por un pequeño error en la etiqueta del precio o por la ausencia del producto en el estante.
En lugar de discutir el problema con calma, comienza a gritarle al cajero, acusándolo de incompetencia y exigiendo una solución inmediata al problema.
¿Cuál es la culpa del cajero en este momento? Definitivamente no es una buena idea criticar a una persona que simplemente vende productos mientras está parada en la caja. Por supuesto, las reclamaciones infundadas pueden diferir entre sí.
Presionando por descuentos y bonificaciones
Otra forma común de provocar un ataque de nervios en un cajero es exigir:
• descuentos;
• bonificaciones;
• servicios adicionales.
Los clientes pueden insistir en un descuento que no existe o exigir bienes o servicios gratuitos, ignorando las políticas de la tienda. Al mismo tiempo, el cajero debe seguir comunicándose cortésmente y evitar conflictos de todas las formas posibles.
Falta de respeto por los límites personales.
Algunos clientes pueden ignorar los límites personales de los cajeros al invadir su espacio o hacer preguntas demasiado personales.
Esto puede resultar especialmente frustrante si la cajera está atendiendo a otros clientes y no puede tomarse un descanso de su trabajo.
El cajero tiene una tarea principal: vender productos y brindar un servicio de calidad a los clientes. Y violar los límites personales puede provocar una reacción.
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