El limón es un producto aparentemente familiar, pero es el que ayuda a afrontar uno de los problemas más habituales a la hora de cocinar.
Estamos hablando de una molestia como el dolor en los ojos, que inevitablemente ocurre cada vez que empiezas a picar cebollas.
Resulta que si frotas la hoja de un cuchillo con limón, ya no tendrás que llorar por las cebollas que están sobre la tabla de cortar.
Pero eso no es todo lo que los cítricos ácidos son capaces de hacer.
Si sientes que después de picar la misma cebolla o ajo tus manos tienen un olor desagradable, límpiate las palmas con jugo de limón.
Después de esto, enjuáguese las manos con agua limpia y siéntase libre de olerlo; el olor desaparecerá.
Sin embargo, si hay daños en la piel, es mejor no recurrir a este método: el jugo de limón que entra en una herida abierta provocará un fuerte ardor.
Sin embargo, esto no impide que use jugo de limón cuando necesite deshacerse del olor no de sus propias manos, sino de las tablas de cortar de madera, que tienden a absorber olores extraños.