Una plancha viene al rescate en las situaciones más urgentes, cuando necesitas brillar al salir, y los elementos del vestuario “deleitan” la vista con muchos pliegues.
Pero, lamentablemente, no puedes confiar completamente en este asistente.
Como cualquier otro equipo, la plancha tiene una característica desagradable: puede fallar en el momento más inoportuno.
En tales situaciones, hay que buscar en Internet métodos de planchado alternativos, que no siempre tienen éxito, o ir corriendo a la tienda a comprar una nueva "unidad".
Si no quieres meterte en una situación similar, deberías prestar al menos un poco de atención a la plancha que ya tienes.
El cuidado del dispositivo incluye no solo eliminar la suciedad del revestimiento de teflón, sino también limpiar los depósitos de carbón del interior.
Y el agua mineral más común te ayudará con esto.
Llene con él un recipiente destinado al agua, caliente la plancha y cocine al vapor un trozo de tela innecesario; la cal saldrá inmediatamente.