Nada decora más una cocina que el orden que aquí reina y, en primer lugar, una estufa limpia y reluciente.
Para eliminar las manchas de grasa y la suciedad adherida a mangos y rejillas, muchas amas de casa utilizan remedios caseros.
Por ejemplo, se utiliza amoníaco, que desde hace mucho tiempo se ha consolidado como un excelente asistente en la cocina.
Sin embargo, no todo el mundo sabe utilizar este producto correctamente, por lo que hemos creído necesario contarte cómo hacer que el proceso de limpieza sea más fácil, rápido y ameno.
Así que, si todavía tienes miedo de tocar el amoníaco debido a su olor repulsivo, utiliza el siguiente truco.
Primero, diluya el amoníaco con agua. Ambos líquidos deben tomarse en cantidades iguales.
Pero eso no es todo: a la solución resultante debes agregar vinagre de sidra de manzana o una pequeña cantidad de ácido cítrico. De esta forma conseguirás extinguir el rico “aroma” del amoniaco.
Por último, no estaría de más recordarle que todas las manipulaciones con amoníaco deben realizarse con un respirador especial.