La opinión popular quedó confirmada, pero con una salvedad.
Existe la opinión de que la miel es uno de los productos que apenas se pueden conservar durante siglos.
Los expertos no están del todo de acuerdo con esta afirmación. La miel natural realmente no tiene una fecha de caducidad estricta, como la carne o la leche.
Las bacterias no suelen entrar en la miel, por lo que no se puede desperdiciar, como ocurre con muchos otros productos.
Pero la miel tiene sus propias características. El principal es que el producto puede volverse azucarado después de cierto tiempo. Este proceso se acelera cuando se violan las reglas básicas de almacenamiento.
Cuando la miel se confita, adquiere una estructura diferente y se vuelve menos adecuada para salsas o aditivos.
Además, este producto no debe hervirse, ya que esto le privará de todas sus propiedades beneficiosas. El resultado final es un almíbar dulce normal.