Se avecina el tiempo frío, cuyo componente obligatorio es la remolacha.
Sin embargo, no basta con preparar sopa fría de remolacha: una vez que el plato esté en la mesa, el ama de casa tendrá que pasar otra media hora limpiando la cocina.
La razón radica en el jugo de remolacha que cubre la tabla de cortar, mancha la encimera o mancha los utensilios de plástico.
Un líquido cáustico con un color intenso literalmente devora la superficie y ningún detergente lo eliminará de allí.
Afortunadamente, hay un truco interesante que compartiremos contigo hoy.
Los restos de la remolacha se eliminan fácilmente con el aceite de girasol más común, que probablemente se encuentra en todas las cocinas.
Lo principal es actuar con rapidez. En cuanto hayas utilizado, por ejemplo, un rallador para picar las remolachas, enjuágalas inmediatamente con agua corriente y luego pasa por la superficie con un algodón empapado en grasa vegetal.
Lo mismo deberás hacer con el resto de utensilios y vajilla de la cocina.
Lo que es especialmente bueno es que este truco también se puede utilizar para arreglar la piel de las manos.