Muchas amas de casa estarán de acuerdo en que a veces puede resultar extremadamente difícil cocinar berenjenas.
Basta con un movimiento torpe y las verduras se convierten en una auténtica papilla. Resulta poco apetecible, el plato se estropea y habrá que tirar las propias berenjenas.
Sin embargo, las amas de casa orientales han ideado un sencillo truco que simplificará la preparación de los “pequeños azules”.
La tarea sería más fácil si les dejas la piel a las berenjenas, pero entonces el plato quedará amargo. Si lo retiras por completo, al hornear la verdura pierde su forma.
Algunas amas de casa cortan parte de la cáscara, pelando el producto con una raya de cebra. La pulpa se alterna con la piel. Después de esto, puedes rellenar o cortar las berenjenas; la verdura no se desmoronará ni se convertirá en papilla.
El amargor de la fruta se puede eliminar mediante otro truco. Las berenjenas se cortan en aros o rodajas. El ancho de las piezas es de 0,5-1 cm.
Espolvorea las rodajas con sal y déjalas durante 15-20 minutos. Al cabo de un cuarto de hora aparecerá un líquido, del que saldrá un amargor. Ya solo queda enjuagar las rodajas. Es importante utilizar para ello sal de mesa gruesa. Los pequeños “extra” y marinos no son aptos para esta tarea.