Las manchas de té siempre tardan mucho en desaparecer.
Pero, ¿cómo aparece y qué hacer para prevenir el problema?
De hecho, resulta que todo es muy sencillo. Cuanto más fuerte es la bebida, más fuertes son sus huellas en las paredes blancas de los platos.
El hecho es que las hojas de té contienen compuestos de taninos fenólicos, que le dan a esta bebida fuerte y cálida un sabor astringente.
Hay otros elementos en las hojas que inician una reacción cuando se elaboran.
Una vez que la bebida se enfría, los compuestos se acumulan y su solubilidad disminuye. En parte, salen a la superficie en forma de una película ligera, que se puede notar si el té se ha enfriado y permanece en la taza durante mucho tiempo.
Como resultado, dicha película termina en las paredes de los platos, se seca y luego forma una capa.
Para olvidarse de los desagradables residuos en los platos después de beber té, los expertos recomiendan utilizar agua de ósmosis inversa.
Se ha establecido que preparar té con agua corriente (no purificada) del grifo da como resultado una bebida ligeramente turbia con un regusto amargo. Además, seguramente quedará una película aceitosa con un tinte metálico en su superficie, que luego se deposita en las paredes de la taza en forma de una capa marrón.
Usando agua filtrada, puedes obtener una bebida más aromática, sin amargor, perfectamente clara y sin ninguna película en la superficie o las paredes del recipiente de té.
Hay que tener en cuenta que dicha placa no afecta de ninguna manera la salud. En este caso, conviene preparar té menos fuerte para que no queden residuos desagradables en los platos y no perder demasiado tiempo lavando tazas.
