Los métodos tradicionales en el proceso de limpieza son utilizados no solo por las amas de casa ávidas, sino también por los profesionales en esta materia.
Por lo tanto, recientemente se ha vuelto especialmente popular un truco como rociar sal en la taza del inodoro.
¿A qué conduce tal acción?
Resulta que pequeños cristales de sal pueden actuar como un exfoliante, eliminando así la placa formada en la superficie del "amigo blanco".
El trabajo de la sal en este caso se puede comparar con enjuagar la nariz con agua salada (de mar).
Como resultado del procedimiento, la actividad de los microorganismos dañinos se reduce y, en consecuencia, se detiene su propagación.
Si decides probar esta técnica, simplemente vierte sal a lo largo del borde y el perímetro interior del inodoro y, al cabo de un rato, pasa un cepillo por la superficie de la loza.
Por supuesto, es irracional utilizar este método todos los días, pero es bastante adecuado como opción para la limpieza general.