Estos signos son inmediatamente perceptibles para los invitados, pero son casi invisibles para los miembros de la familia que están acostumbrados a ello.
Los invitados atentos sacarán inmediatamente una conclusión desagradable para la anfitriona.
Una gran acumulación de zapatos en la entrada crea una sensación de desorden. A veces resulta una combinación extraña: zapatillas polvorientas, botas de invierno sucias y pantuflas.
En este caso, puede parecer que los suelos de tu casa están sólo un poco más limpios que los del exterior. Pero la primera impresión siempre es mala, por lo que los invitados buscarán otros defectos.
En el baño, prestarán atención al estado de las tuberías y su mirada seguramente se fijará en la cortina de la ducha.
El óxido, el moho, la cal y otros contaminantes seguramente crearán una opinión desagradable entre los invitados.
Mientras la tetera hierve, el interlocutor echa un vistazo a la cocina. Toallas grasientas y sucias y guantes de cocina que no se han lavado durante un par de meses completarán el cuadro que los invitados comenzaron a formarse casi en la puerta.
