Cualquiera que ame estas joyas sabe que requieren un cuidado especial.
El hecho es que debido al uso constante, el oro perderá fácilmente su brillo y se volverá opaco.
Puedes limpiar los productos tú mismo.
Para preparar la solución necesitarás medio vaso de agua fría limpia y amoniaco. Agrega una cucharadita de amoníaco a un vaso de agua.
Este producto tiene un olor acre y no debe acercarse a la cara. Es recomendable trabajar con guantes y mascarilla protectora.
Las joyas deben sumergirse en la solución y dejarse durante un par de horas. Luego utiliza un cepillo de dientes para limpiar los anillos y aretes.
Puedes usar pasta de dientes para esto.
Puede eliminar la suciedad de los pequeños huecos con un palillo normal.
Una vez que todo esté limpio nuevamente, enjuague las prendas con agua fría y séquelas con toallas de papel.