El microondas no es una salvación, sino un enemigo de tu sopa.
Cada minuto en el microondas convierte el caldo en un caldo de cultivo para las bacterias. Los científicos especializados en seguridad han demostrado que el calentamiento desigual crea “zonas muertas” donde los microorganismos se multiplican tres veces más rápido.
El problema está en la estructura del líquido. En un microondas, las moléculas de agua se mueven caóticamente, rompiendo los enlaces entre los componentes del caldo.

¿Resultado? Sabor turbio y riesgo de infecciones intestinales.
Una alternativa sería utilizar un vaporizador o un baño de agua. Calienta la sopa en tandas en un recipiente de vidrio, revolviendo cada 2 minutos.
Pero el peligro no está sólo en las bacterias.
Otra razón para evitar el uso del microondas es que los recipientes de plástico liberan bisfenol A cuando se calientan, el cual se filtra en los alimentos.
Las investigaciones confirman que incluso el plástico libre de BPA libera toxinas cuando se expone a la grasa y a altas temperaturas.
Transfiera la sopa a un recipiente de cerámica o vidrio antes de recalentarla.
¿Cómo mantener la sopa fresca? Enfriar adecuadamente: inmediatamente después de la cocción, verter en recipientes pequeños y colocar en un baño de agua con hielo.
De esta manera, el caldo pasará rápidamente por la “zona de peligro” de +60 °C a +4 °C, donde las bacterias se multiplican más activamente.
Por último, nunca guarde la sopa durante más de 3 días, incluso si la olla ha estado en el refrigerador todo el tiempo.