El secreto del elixir dorado que ha calentado las chozas rusas durante siglos ahora ha sido revelado a los chefs modernos.
El proceso de elaboración de la leche horneada recuerda a la alquimia: un producto ordinario se transforma en una bebida espesa con notas de caramelo.
Para crear esta obra maestra, utilizan leche fresca y rica en grasa.

Lo ideal es comprarlo en la granja, pero también sirve comprarlo en la tienda: lo principal es que la compra del supermercado sea de excelente calidad.
El líquido se calienta cuidadosamente hasta que aparecen las primeras burbujas en la estufa. Tenga cuidado y sea cauteloso: no debe dejar que la bebida hierva.
Vierta en una olla de cerámica o un recipiente de hierro fundido: estos materiales garantizan una cocción a fuego lento uniforme.
Precalentar el horno a la temperatura de la leche fresca (80-90°C).
El recipiente se coloca en el interior sin tapa, permitiendo que el exceso de humedad se evapore.
Después de tres horas, el líquido adquirirá un tono cremoso claro; después de cinco horas, adquirirá un color ámbar intenso y un aroma a nuez.
En la superficie se forma una película rojiza que los gourmets consideran un manjar.
El producto terminado se enfría de forma natural y luego se almacena en un lugar frío.
El volumen disminuirá en un tercio, pero la concentración de sabor compensará la pérdida.
Una gota de miel o una pizca de vainilla convertirán la bebida en un postre digno de una mesa real.