Debido a que los dátiles absorben agua muy rápidamente, el lavado puede arruinar no solo su apariencia sino también su sabor.
Hagamos una reserva: por lavado inadecuado.
Si limpia los frutos secos de acuerdo con las sencillas reglas de este artículo, puede estar seguro de que no les sucederá nada parecido.
Para asegurarse de eliminar las sustancias utilizadas en el procesamiento de los dátiles, se debe utilizar una solución jabonosa en la que se deben sumergir las frutas durante 3-5 minutos.
Durante el proceso de remojo conviene frotar la fruta con una esponja o cepillo de dientes para eliminar los depósitos duros. Limpiar con cuidado para no dañar la piel.
Después de remojar, las frutas se deben colocar en un colador y enjuagar bien con un fuerte chorro de agua fría.
Luego hay que secar los dátiles. Para ello se colocan sobre toallas o servilletas, se cubren con la misma toalla o servilleta por encima y se cambia la tela a medida que se mojan.
También puedes secar los dátiles soplándoles aire frío.
Independientemente del método de secado, las frutas secas se deben dejar airear durante 10 a 12 horas antes de consumirlas.
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