Lamentablemente, no existe ningún signo que permita entender que se trata de una sandía madura.
En lugar de eso, debes guiarte por todo un complejo de señales, de las que hablaremos hoy.
Entonces, lo primero a lo que debes prestar atención es al aspecto de la sandía. Si la fruta ha alcanzado la madurez, se pintará de colores intensos y brillantes.
Intente raspar la piel con la uña; no debe quedar nada debajo, la uña debe deslizarse sobre la piel.
Además, es necesario evaluar el estado del tallo, que se supone que está seco.
Si golpeas una sandía madura con los nudillos, emitirá un zumbido. Después de la palmada seguirá una vibración. Sin embargo, estas dos señales no siempre funcionan: incluso si el sonido es sordo y no hay vibración, la sandía puede resultar dulce.
Por último, fíjate en el punto que seguro quedará en uno de los lados de la sandía.
Si es amarillo, puedes tomar la baya con seguridad. Un tinte blanco indica que la sandía aún no está madura.
