Seguramente, mucha gente dice a veces: “Tengo un apetito tan brutal que podría comerme un elefante”.
Si se trata de un hecho aislado, entonces está bien. Pero si constantemente quieres comer, debes pensar en tu salud.
Por desgracia, en muchos casos la gente no piensa en esa señal del cuerpo. En vano.
En primer lugar, porque un deseo tan incontenible conlleva comer en exceso, lo que es un camino directo a problemas graves.
Pero este mismo exceso de comida también puede deberse a enfermedades existentes.
Según los médicos, las causas más habituales de comer en exceso son la diabetes mellitus, la falta de insulina o la resistencia celular a esta hormona.
Todas las desgracias mencionadas anteriormente dificultan la penetración de la glucosa en las células.
A su vez, la deficiencia de glucosa estimula el centro alimentario, de donde proviene el deseo constante de comer.
Los médicos suelen observar fenómenos similares en los diabéticos.
Además, el hambre constante puede indicar hipertiroidismo, un problema de la glándula tiroides en el que aumenta la producción de las hormonas tiroxina y triyodotironina.
En este caso, un apetito brutal va acompañado de debilidad, caída del cabello y una irritabilidad constante sin causa.
Otra causa de hambre dolorosa es la helmintiasis o parasitosis.
Por regla general, estas enfermedades son consecuencia del consumo de carne poco cocida, pescado de río o agua sin embotellar.