"Tanto cura como paraliza": este proverbio describe perfectamente el efecto del sol en una persona.
Con los rayos del sol, nuestra piel adquiere un hermoso tono bronceado y el cuerpo recibe vitamina D.
Sin embargo, la exposición directa a los rayos ultravioleta está plagada de quemaduras y fotoenvejecimiento.
Por eso debes asegurarte de tener siempre crema con SPF en tu neceser. ¿Cómo elegirlo?
En este asunto, debes centrarte en las características individuales de la piel.
Por lo tanto, si usted es una de las personas con piel muy clara, ojos claros y, posiblemente, pecas, que rara vez toma el sol y se quema con frecuencia, debe abastecerse de un producto con al menos protección SPF 35.
Para aquellos que tienen la piel clara y se broncean bien, pero aún existe la posibilidad de quemaduras, es adecuada una protección de 20-25 SPF. Por lo general, estas personas tienen ojos claros u oscuros y cabello que va del rubio al castaño medio.
Pero aquellas personas con piel oscura que se broncean bien necesitarán un SPF de 15 o más.