¿Te enfrentaste a una tormenta emocional y lo primero que te vino a la mente fue decir un “cálmate” tranquilo?
Créame, una afirmación así rara vez funciona. Además, es más probable que provoque un incendio que que ayude a apagarlo.
La frase "cálmate" a primera vista parece neutral, incluso amigable. Pero para una mujer esto a menudo se convierte en una devaluación de los sentimientos.
El problema no está en las palabras en sí, sino en cómo se perciben en el contexto de una situación emocional.
Cuando una persona, especialmente una mujer, se encuentra en un estado de estrés o irritación, esta frase se percibe como una señal: "Tus emociones no son importantes", "Te estás comportando de manera inapropiada". Naturalmente, surge la defensa o incluso la agresión.
Una reacción emocional no es sólo una manifestación de sentimientos a corto plazo. Se forma en base a experiencias previas, niveles de estrés y circunstancias actuales. Decir “cálmate” suena como una orden que no tiene en cuenta el contexto ni las experiencias personales.
Imagínate que te acusen de exagerar o devaluar lo que realmente es importante para ti. Esto no sólo provoca irritación, sino también la sensación de que no te entienden.
Para mantener el equilibrio emocional en una conversación, es importante evitar frases que puedan provocar resistencia. Pruebe esto en su lugar:
Tales expresiones dejan claro que se escucha a una persona y se respetan sus emociones.
En la mayoría de los casos, las mujeres son más receptivas emocionalmente que los hombres. Esto se debe a la naturaleza de la percepción, el entorno social y la educación.
La frase "calmarse" a menudo se percibe como un intento de suprimir la libertad emocional, lo que va en contra de la necesidad interna de ser escuchado.
Cada vez que se devalúan las emociones, la irritación se acumula en una persona. Tarde o temprano llega un momento en el que incluso las palabras neutrales se perciben con excesiva severidad.
Para evitar este tipo de situaciones, es importante practicar una comunicación consciente. Hacer preguntas y estar atento puede aliviar la tensión y evitar conflictos.
Si la ola emocional crece, es mejor centrarse en los siguientes principios:
1. mantener la calma, incluso si la situación se pone tensa;
2. utilizar un lenguaje suave;
3. evitar juicios de valor y acusaciones.
Cuando ambas partes están dispuestas a escuchar y comprender, la tensión desaparece naturalmente. La frase "calmarse" se vuelve innecesaria porque surge un verdadero entendimiento mutuo.