Proponemos imaginar el espacio personal como el punto 0, en el que nos sentimos tranquilos, seguros y relajados.
La psicóloga Anastasia Von-Richter explicó cómo mantener el espacio personal.
Desde allí, una persona sale al mundo exterior, interactúa con los demás, crea relaciones y se realiza a sí mismo. Volver a este punto te da la oportunidad de relajarte, estar contigo mismo y nutrirte de recursos.
Nuestra vida y nuestro cuerpo se componen de ciclos de tensión y relajación, y cada fase de actividad (tensión), en el buen sentido, debe ir seguida de una fase de descanso (relajación). Si esto no sucede, nos agotamos.
Para mantener el espacio personal, es necesario:
1. Definir el espacio personal como territorio: casa, apartamento, habitación.
El espacio personal como tiempo: tiempo para dormir y descansar; tiempo para trámites personales; tiempo de silencio; fines de semana en los que no estás en contacto, etc.
El espacio personal como relación: temas de los que no hablas, preguntas que no respondes, reglas de interacción contigo, qué es aceptable para ti en una relación y qué no, conoce tus “yo quiero” y “no No quiero” y transmitirlo a otra persona.
El espacio personal como cuerpo: distancia para lo propio; distancia para extraños; el cuerpo me pertenece a mí o a otra persona, las reglas del tacto y el contacto cercano y seguro.
2. Aprende a guardar silencio
Muchas personas no logran crear un espacio en el que se sientan realizadas. Esto puede ser un hábito, una renuencia a entrar en conflicto o una incapacidad para definir los límites. Estar en silencio es difícil para esas personas. Pero esto es importante porque nuestra psique necesita descansar.
Intenta desconectarte de todo el ruido durante al menos 5 minutos, filtra el contenido digital que consumes y evita leer fuentes de información de baja calidad.
Comience con la regla de los “5 minutos de silencio” por la mañana y por la noche.
3. Crea reglas que ayudarán a designar este espacio personal.
A menudo las personas que están acostumbradas a no marcar fronteras imaginan mantener el espacio personal como una zona de conflicto. A veces hay que esforzarse mucho para marcar límites, pero no siempre. Es importante recordar los “mensajes del yo” y comunicarse desde un lugar de amor. Estas reglas pueden ayudar a evitar la confrontación.
Por ejemplo:
Cuando nos comunicamos de manera adulta, pero nos mantenemos firmes, aumentamos nuestras posibilidades de ser escuchados. De esta manera mantenemos el espacio personal y no creamos interacciones conflictivas.
Utiliza estos consejos y define tu espacio personal, porque sólo así podremos mantenerlo.