Este error de crianza está convirtiendo a los niños en perdedores: descubre si lo estás cometiendo tú
18.02.2025 18:40
¡Padres perfeccionistas, basta!
La búsqueda de la perfección convierte a los niños en adultos inseguros, incapaces de tomar decisiones audaces.
El psicólogo Dr. Tim Elmore en su libro “Parenting Without Limits” llama a este error la principal causa de los fracasos en la vida.
El error mortal: sobreprotección y privación de independencia
¿Haces los deberes de tu hijo, eliges sus amigos, decides qué pasatiempo es "adecuado" para él? Enhorabuena: estás criando a una persona que tiene miedo de su propia sombra.
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Un estudio de la Universidad Pedagógica Estatal de Moscú muestra que los niños privados del derecho a elegir pierden el interés en aprender sobre el mundo a la edad de 10 años.
Foto: Pixabay
¿Por qué es peligroso?
Indefensión aprendida. El niño deja de creer en su propia fuerza. La psicóloga Elena Beregovaya da un ejemplo: los adolescentes de familias sobreprotectoras tienen tres veces más probabilidades de abandonar la universidad por miedo al fracaso.
Infantilismo. Los adultos cuyos padres tomaron todas las decisiones por ellos no saben cómo planificar un presupuesto, construir una carrera o mantener relaciones. La revista Psy Institute lo llama "el síndrome del estudiante perpetuo".
Crisis de identidad. "¿Quién quiero ser?" -Esta pregunta les causa pánico. Según AIF , el 67% de estas personas no han encontrado su vocación al llegar a los 30 años.
María, 34 años: “Mi madre controlaba cada uno de mis pasos. Ahora ni siquiera puedo elegir un vestido sin la aprobación de mi marido”.
¿Qué hacer?
Permitir errores. Una taza rota no es una tragedia sino una lección de pulcritud.
Pedir opiniones. "¿A dónde crees que deberíamos ir hoy?" - Una pregunta sencilla desarrolla el pensamiento crítico.
Fomentar la iniciativa. La psicóloga Yulia Bystrova aconseja: “Dejad que el niño planifique su propio día, incluso si al principio será un caos” 2.
Ponte a prueba: si te das cuenta de que dices “Yo sé más” con más frecuencia que “¿Qué quieres?”, es hora de cambiar tu enfoque.