Los gatos tienen un efecto positivo en las personas, alivian el estrés e incluso ayudan de alguna manera con las dolencias físicas.
Pero estudios recientes demuestran que los propios dueños de gatos no son personas tan impecables en términos de salud mental.
Los científicos australianos realizaron una investigación y llegaron a la conclusión de que los amantes de los gatos tienen más probabilidades de experimentar ansiedad, más probabilidades de sentirse solos y más propensos a las neurosis.
Además, esto se aplica por igual tanto a hombres como a mujeres.
Por supuesto, los indicadores de salud mental de los dueños de gatos se compararon con indicadores similares de los dueños de perros.
Los hallazgos se obtuvieron en una encuesta realizada entre más de 320 adultos dueños de perros, gatos y personas que no tienen ninguna mascota.
Los investigadores prestaron especial atención a indicadores como la apertura, la alegría, la tendencia a diversos trastornos mentales y otras cualidades de la personalidad.
Los dueños de perros estaban más alegres. Los gatos resultaron ser más propensos a las neurosis.
De ellas, las mujeres son las más susceptibles al neuroticismo, lo que confirma la existencia del fenómeno de la “dama loca de los gatos”.
Pero hasta ahora los científicos no han podido establecer qué causa el neuroticismo. ¿La causa de la desviación se debe a la aparición de un gato o la enfermedad se manifiesta después de la aparición de una mascota?
Es posible que las personas retraídas y neuróticas tiendan a tener un gato, mientras que las personas alegres tiendan a tener perros.
O se vuelven neuróticos debido al hecho de que, a diferencia de los criadores de perros, es menos probable que estén al aire libre.