Hay varios alimentos que suponen un enorme riesgo para la salud de los gatos.
El consumo frecuente de dichos alimentos puede provocar ceguera en el animal.
Estamos hablando de... cualquier dulzura.
Con el consumo excesivo de dulces, los perros ronroneantes detienen la producción normal de insulina y aparece una enfermedad peligrosa como la diabetes.
En el contexto de esta enfermedad, los peludos pueden desarrollar problemas de visión.
La situación puede llegar a la ceguera total.
Para evitar esta consecuencia tan grave, el dueño del gato no debe en ningún caso darle a su mascota los siguientes productos:
Vale la pena señalar que comer dulces puede provocar que un gato desarrolle muchos otros problemas de salud (obesidad, problemas gastrointestinales, problemas renales, problemas dentales, etc.).
También hay que destacar que los peluches no tienen un sabor dulce. Los ronroneadores no disfrutan mucho comiendo postres. Este es otro argumento a favor de no incluir dulces en la dieta de tu mascota.
Anteriormente, contamos cómo determinar el estado de un gato por sus orejas.