Una gran decepción para cualquier residente de verano será el sabor amargo de las frambuesas cosechadas.
No es ningún secreto que lo ideal es que la baya sea grande y dulce.
Y la “acidez” aparece por errores cometidos durante el cultivo del cultivo.
Quizás el residente de verano regó la planta incorrectamente o aplicó fertilizantes en el momento equivocado.
Pero es posible que esto se deba a condiciones climáticas desfavorables.
Para que las posibilidades de una cosecha de frambuesa abundante y de alta calidad sean altas, es necesario proporcionar al arbusto de bayas el "vecindario" adecuado.
Sería genial si el altramuz creciera junto a las frambuesas.
Esta planta tiene una propiedad interesante: "traduce" muchos componentes nutricionales a una forma ideal para los frambuesas.
Por lo tanto, al cultivo de bayas le resulta mucho más fácil absorber nitrógeno.
Además, el altramuz se puede utilizar como material de cobertura, lo que mejora la calidad del suelo (principalmente el aporte del componente potasio) y evita que el exceso de plantas "se abra paso".
Así, la presencia de altramuz junto a las frambuesas aumenta las posibilidades de que los frutos del arbusto se vuelvan más grandes y dulces.