Los veraneantes no tiran las cortezas de pan seco, y la razón no es sólo que desde tiempos inmemoriales la gente ha tenido una actitud reverente hacia el pan.
Los jardineros saben desde hace mucho tiempo que los productos horneados que no se consumen son fertilizantes bastante eficaces para las plantas cultivadas.
Te contamos cómo aprovechar una situación difícil en la que no puedes comer pan y es imposible tirarlo.
Fuera de temporada, los veraneantes intentan secar los restos para luego convertirlos en abono natural.
Lo principal es conocer la receta y la tecnología para preparar el medicamento, y luego no quedará pan seco en la casa y el jardinero podrá prescindir de los productos químicos.
La forma más sencilla de convertir las cáscaras en fertilizante es convertirlas en abono. Puedes agregar pan fresco, pero esto es un desperdicio obvio.
Sin embargo, los jardineros insisten unánimemente en que esta es la forma más sencilla de aumentar la producción de fertilizantes naturales.
Otra forma sencilla es enterrar el grano sobrante en el jardín. Después de que se pudran por completo, quedarán sustancias útiles en el suelo, lo que beneficiará a las plantas.
Muy a menudo, los residentes de verano preparan infusiones nutritivas. Hay diferentes recetas, pero básicamente el pan se remoja en agua y se deja durante varios días en un lugar cálido.
Posteriormente se utiliza para riego o como base para otros fertilizantes.